lunes, 30 de noviembre de 2009

Aprovechar La Sombra.

En el techo habia un anuncio de concierto, y la última liebre (micro rural) habia pasado cerca mío, el cielo era azul, y las nubes eternos rabos. Estaba acostado en un paradero de Pirque en medio de la nada, y el cansancio era mis zapatos (tenia un dedo resentido de un accidente asi que me fuí cojiando todo el camino de vuelta). Dejé de escuchar música, y me puse con la naturaleza. Caia un trino de ave, un par de jilgueros, un estero cercano, en medio del camino, me puse a examinar una rosa con pulgones, y un animal que supongo era un ratón, huyo entre las zarzamoras. Seguí caminando. El orgullo trae debilidad y uno peca de confianza (esos cerros se ven tan minusculos en comparacion con Puente alto) Habia un terreno con una reja rota, entré y me ví en medio de un pastizal, las langostas acerruchaban el aire mientras me iba entrando en el lugar, tenia miedo de que me saliera un perro o un hombre con rifle y sin dientes. No paso nada. El fracaso últimamente se hace constante en mi vida, y el ocio no se hecho sanamente productivo como el de hace algunos años, ¿que es lo que ha cambiado? De repente, estaba en medio de la nada, una mariposas rojinegras, me recordaron a esas banderas, pero creo que es hora de dejarlo todo, e irme conmigo mismo. Un silencio tres madrigueras de conejos, con sus respectivas huellitas en la arena, y su caca redonda. Salí de nuevo al camino, habia otro paradero. Tomé agua, aproveché la sombra. ¿en que momento se me fue la seriedad? Nunca tuve que haberme ido de ese lugar. Recordé que había un rio cerca y quize llegar a ese lugar, conté tres animitas, y mientras cojiaba en la orilla del camino, me dí cuenta de lo bellos que eran esos dias cuando solía amarla y ella fingía hacerlo (y a veces yo tambien fingía) No habia nadie en el rio, y todo era blanco, la arcilla, el cielo, las rocas (salvo el rio negro de barro) me sente en una piedra minuscula, habian unos perros lejos, me saqué los zapatos, y me revisé el pie con el que ando cojo. me puse los zapatos. Me puse a llorar. Caminé un poco más, y llegué a un puente. Ya nada era blanco, era dorado y bello. Pasaba mi micro en el paradero. Mientras llegaba a mi, una voz me repetía: "tengo que cambiar".

viernes, 6 de noviembre de 2009

Me gustaria fumar chocolate con Oscar Wilde sentado en la cuneta...


... y veriamos las flaites pasar,
y nos moririamos de risa,
mientras el humo subiria
por nuestras mejillas.
nos quedariamos mirando fijo
y nos acercariamos,
nos tocariamos las rodillas
pero habrian un monton de cosas
mejores que hacer
en vez de que quedar
perfumados en medio de la calle.