Creo que apretaba los dientes, y juntaba las piernas, una niña me mira gimotear y no puedo sostener muy bien el libro. ¡Viva Karamazov! ¡viva Karamazov!, y se me nublaba la vista, se me empañaban los lentes, solo en la belleza creo encontrar emocionalidad. Un final primaveral, bañado de azul, con flores sobre la nieve, un ataud con borlas y encajes. El protagonista jura ser buena persona sobre una piedra, y las flores llegan a las manos de la madre del pobre niño desdichado. Corre una lágrima ¿A quién se le ocurre terminar un libro de Dostoievsky en el metro?
1 comentario:
te acuerdas del "¡Gracias Dostoievsky!" que salía en el libro, en la última página? me parece que era en ese mismo...
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